LA PRIMERA ESPOSA DEL SOL
Tal
como narran el Mito de Inti los sacerdotes del culto de la Primera Esposa del
Sol Wiraqocha creó para este una reina sikimira a la que el Dios Sol tomó como
esposa. Esta primera esposa creada de la nada por Wiraqocha y tocada por la
gracia de Inti es inmortal y una divinidad en sí misma.
La
primera esposa engendró a su vez otras reinas que fueron tomadas por Inti como
esposas y le dieron nuevos hijos con los
que poblar Entom.
Las
estrellas envidiosas tentaron a algunas de estas segundas y terceras esposas de
Inti y las fecundaron dando lugar al resto de especies que pueblan Entom.
Cuando Inti descubrió la traición, expulsó a todas sus esposas e hijos del
paraíso de Gran Paitití, incluida a su primera esposa Warmi que cruzó el gran
puente sobre el mar hasta Karuchaqana y se refugió en Qosqo.
La
divinidad principal del culto de la Primera Esposa del Sol es por tanto Inti,
el Dios Sol padre de los sikimira. Junto a este se venera a Warmi, la Primera Esposa del Sol, madre de la
civilización y diosa viviente. Además también tienen un lugar preeminente en el
panteón Wiraqocha creador de Entom y Mama Khilla, la diosa luna, hermana de Inti,
que se apiada de los hijos de aquel cuando el sol les da la espalda.
Una
pléyade de dioses menores completa el panteón y reciben culto discreto similar
al que pueden profesar otros fieles cuyos credos se fundamentan en el Mito de
Inti.
La
Primera Esposa del Sol reside en el gran templo dorado de Qosqo en el cual son
venerados tanto ella como Inti. Los creyentes se encomiendan a ambos para que
les proporcionen protección y ayuda en sus empresas, realizan ofrendas y
solicitan a los sacerdotes que realicen sacrificios y rituales en busca de su
favor.
Repartidos
por todo el imperio de los Hijos de la Primera Esposa del Sol hay centenares de
otros templos dedicados a estas dos deidades que normalmente son adoradas
conjuntamente.
Los
fieles a la Primera Esposa del Sol consagran su vida a Warmi tratando de
demostrar así a Inti que los hijos de la madre verdadera son todavía dignos de
su amor. El objetivo último del culto es lograr el perdón del padre dorado para
que este permita a la comunidad regresar al Gran Paitití.
Se
exige pues a todos los fieles entrega total a la comunidad, humildad y
fidelidad a los valores de sacrificio en pos del bien común y fidelidad
fraternal. Los fieles suelen portar una figura con forma de sol con ellos que
es más elaborada y valiosa cuanto más relevante es su posición social.
La
recompensa que un fiel obtiene es el favor de la reina y el progreso de su
comunidad.
Una
intrincada estructura sacerdotal liderada por el sumo sacerdote controla el
culto a la Primera Esposa del Sol. El clero tiene una triple función. Por una
parte se encarga de la organización de los rituales, plegarias y sacrificios
así como de toda la vida religiosa y espiritual de la comunidad y los cuidados
de la Primera Esposa del Sol.
Por
otra parte administra los bienes de Inti, sus tierras y aquello que estas producen lo que les otorga
una importante influencia en la economía del imperio.
Por
último una rama del clero, conocida como Apupanaka, se encarga de asegurar la
pervivencia de la especie. Los Apupanaka guardan celosamente las estancias de
las reinas en las que las hijas de la Primera Esposa del Sol ponen los huevos
de los futuros miembros de la comunidad, son los custodios de la pureza de la
especie y recorren el imperio, e incluso los territorios más allá de este,
asegurándose de que la estirpe de Warmi no se mezcla con seres menores a la vez
que purgan Karuchaqana de indeseables hijos de la corrupción.
Los
miembros del clero deben ser un ejemplo de virtud y entrega. Son los guardianes
de la verdadera madre de la civilización y de la llama de la vida. Los
sacerdotes son educados desde su nacimiento para realizar esta labor y su
fanatismo está fuera de toda duda.
Los
fieles de la Primera Esposa del Sol consideran al resto de sikimira como
traidores a la madre primigenia y muestran poco o ningún respeto por ellos.
Su
actitud hacía el resto de especies es todavía más desdeñosa pues ellos son los
hijos de las promiscuas esposas que traicionaron a Inti. Son el motivo de que
fueran expulsados del Gran Paitití y no merecen más que desgracias y
sufrimiento.
LOS TRES SOLES
El
culto de los Tres Soles es uno de los más antiguos de Karuchaqana. El Mito de
Inti forma la base del credo de sus fieles pero en su interpretación del mismo
una vez Wiraqocha creó Entom fue Pachakamaq, el primer sol, el que creo a todas
las especies para su divertimento. Las reinas creadas por Pachakamaq vivían una
vida de sufrimiento sin fin y oraban a diario para que este se apiadara de
ellas y las protegiera. Pero Pachakamaq no
respondió a sus plegarias y fue Inti, el segundo sol, el que descendió del
cielo para ofrecerles amor. Inti desposó a las reinas y pobló Entom con sus
hijos.
Cuando
Pachakamaq lo descubrió expulsó a Inti de Entom y dio muerte a cuantos hijos de
este encontró a su paso, destruyendo también el paraíso de Gran Paitití y los
puentes sobre el mar que el segundo sol construyera. Toda la vida sobre Entom hubiera
fenecido ese día producto de la ira de Pachakamaq si Vichama, el tercer sol, no
hubiera aparecido para detenerle.
Pachakamaq
sabedor de que no era suficientemente fuerte para vencer a Vichama se lanzó al
mar y se ocultó en las profundidades de este esperando una nueva oportunidad
para completar su tarea de destrucción.
Pachakamaq,
el primer sol, es venerado como creador de la vida. Es igualmente temido pues
su ira es proverbial, es él el que desde las profundidades del mar escupe fuego
a través de la boca de los volcanes o hace temblar la tierra.
Inti,
el segundo sol, es el padre, el benefactor que acudió en ayuda de las primeras
reinas y construyó el paraíso de Gran Paitití. Es el él que ofrece calor
durante el día y hace crecer las cosechas.
Vichama,
el tercer sol, se enfrentó a Pachakamaq cuando todo parecía perdido y vengo la
muerte y destrucción que aquel había sembrado sobre Entom. Vichama representa
el coraje y la fuerza de voluntad y su llama arde en el interior de todos los
seres de Entom.
Además
de los Tres Soles una miríada de otras deidades menores pueblan el panteón de
este credo entre los que destacan el omnipresente Wiraqocha y toda una serie de
deidades asociadas a estrellas o constelaciones y a las que se atribuye
influencia sobre diferentes aspectos de la vida mundana.
Cada
uno de los Tres Soles, al igual que el resto de deidades menores, es venerado
en sus propios templos en los que se realizan los rituales y sacrificios que el
dios exige. Los fieles acuden a estos en busca de confort, ayuda o simplemente
para asegurarse cierta protección ante la ira de estos.
El
culto de cada deidad es independiente y los fieles deben satisfacerlas a todas
por igual para lograr su bendición. Se considera que cualquier mal o desgracia
que caiga sobre un creyente se debe a una falta de atención de este a sus
obligaciones para con alguna de las deidades.
Cada
uno de los templos es regentado por una comunidad sacerdotal independiente cuyo
objetivo es servir al dios al cual se han consagrado. Incluso los diferentes
templos dedicados a una misma deidad compiten entre ellos para atraer más
fieles y ofrendas.
Los
templos con más poder son aquellos dedicados a Inti y Pachakamaq en las urbes
de mayor población. Al primero se le ora con la intención de lograr su favor,
al segundo para evitar su ira.
Los
templos dedicados a Vichama suelen ser menores y más sencillos pues se le
considera un dios austero. Sin embargo Vichama es al sol al que se solicita
ayuda en las situaciones de riesgo o peligro pues él es el que proporciona el
valor para superar las adversidades.
El
clero no participa directamente de la administración si bien los sacerdotes de
los grandes templos administran un volumen de ofrendas tal que les ofrece
cierta influencia.
El
culto de los Tres Soles es practicado por diferentes comunidades e incluso
diferentes especies, eso le confiere una cierta flexibilidad y tolerancia a las
singularidades de cada una de estas. Tal actitud también predispone a los
fieles para aceptar con mayor facilidad la existencia de otras creencias y
religiones, especialmente si estas tienen como base una interpretación próxima
del Mito de Inti.
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